Salud Mental en Chile: ¿Los medicamentos generan dependencia?
Por: Dominique Barra
Melissa Bermúdez
Chile es el segundo país del mundo en el que más se deterioró la salud mental, según el Termómetro de la salud mental 2023.
En la búsqueda por mejorar la calidad de vida, millones de personas deben recurrir a medicamentos para lidiar con sus trastornos psiquiátricos, sin embargo, a medida que estas sustancias químicas encuentran lugar en el día a día de los pacientes, se llega a cuestionar si: ¿Es este alivio momentáneo una solución a largo plazo, o un camino hacia la dependencia?
Los medicamentos psiquiátricos que van desde antidepresivos, hasta estabilizadores del ánimo, han demostrado en su mayoría ser efectivos en tratamientos de distintas condiciones mentales, no obstante, hay pacientes que aseguran que algunos de estos medicamentos pueden generar una dependencia física y psicológica, dejando en tela de juicio la sostenibilidad de estos tratamientos en un largo plazo.
Tal como es el caso de Bárbara Gutierrez, una jóven de 23 años que toma medicamentos desde los 11 años, ella reveló lo difícil de este camino y aseguró que: “Lo más complejo es cuando consumes habitualmente estas pastillas y por algún motivo lo olvidas uno o dos días, y ya el bajón que te da es demasiado, la depresión, las crisis y los sentimientos de tristeza que no tienen fundamento aparecen en este plazo”.
La experiencia de esta jóven demuestra la fragilidad de la dependencia, que puede surgir a raíz del uso frecuente de medicamentos para la salud mental, pues ella lleva más de 12 años sin poder dejar sus medicamentos ni un solo día, ya que con intentarlo, de inmediato comienzan las repercusiones.
En cuanto a la ayuda que le ha prestado el consumir medicamentos, Bárbara afirmó: “Encuentro que los medicamentos han sido una solución, pero que solo dura 6 meses o 1 año, no ha sido algo que ayude para siempre. Yo parto con una pastilla, pasa un tiempo y empiezo a sentir que otra vez decaigo lentamente, me siento más estresada, más ansiosa y cuando pasa esto, tienes dos soluciones, que te suban la cantidad de dosis o que te la cambien por otra” .
Gutiérrez comentó que ha probado otras alternativas como flores de bach o reiki, pero que no le han ayudado tanto, por lo que no le queda más que continuar con sus medicamentos, a pesar de los efectos adversos que le producen: “A veces algunas pastillas te duermen los sentimientos, te hacen estar más apagado, por ejemplo el clonazepam, el clotiazepam, la fluoxetina, me hacía sentir mucha apatía, nada me importaba, las cosas que me daban felicidad ya no me la daban”.
Sobre este mismo dilema, surge otra complejidad, se trata de lo económico ¿Qué sucede cuando el paciente ya no cuenta con los recursos para seguir su tratamiento? Muchas veces se ven en la obligación de dejar de lado sus tratamientos, Barbará concluyó aseverando que: “Mis padres siempre hacían todo lo posible por comprar mis medicamentos, pero muchas veces decidí dejar de tomarlos, porque eran demasiado caros y me sentía culpable de que tuvieran que gastar tanto”.
Según la defensoría de la niñez, 4 de cada 10 adolescentes no reciben atención profesional, una de las causas se debe al alto costo de los tratamientos psicológicos, es por esto que la psicóloga Beverly Labarca, se refirió a la dificultad de poder acceder al beneficio de optar por un tratamiento de salud mental: ‘’Para que un niño o un adolescente pueda acceder a un tratamiento rápido y eficaz, entre comillas, debe tener un buen plan de isapre para que cubra este tema, y esto entre comillas porque estos planes también tienen limitantes, considerando en primer lugar lo costoso que es poder pagar un buen tratamiento’’.
Por otra parte, la psicóloga Paula Araneda afirmó que: «Un tratamiento con una buena adherencia a este, por parte del paciente, no debería generar riesgo de dependencia. Una buena adherencia quiere decir tomar los medicamentos en las dosis y horarios que se prescriben y asistir a los controles pertinentes para evaluar el tratamiento, porque este puede variar en el tiempo», sin embargo, agregó que: «El problema surge cuando no existe adherencia y la persona deja de asistir a sus controles, continúa con las dosis sin monitoreo profesional, las sube o deja de tomar los medicamentos abruptamente lo que muchas veces produce malestar y efectos no deseados».
Así mismo, la experta Beverly Labarca, nos mencionó las dificultades que presentan aquellos que no reciben atención psicológica o que en su defecto, dejan de recibirla, debido al costo: ‘’Estas personas tienden a tener cambios constantes, fisiológicos y hormonales, lo que provoca que caigan inmediatamente en trastornos del ánimo’’.
Durante el año 2022, el Presidente Gabriel Boric, anunció a través de la Ley Presupuesto 2023, que reforzará la salud mental con 19 mil millones de pesos, logrando expandir el presupuesto un 4.2%. Actualmente, la Ley Cenabast logró disminuir el valor de 11 medicamentos psicológicos tales como: Lamotrigina, Memantina, Duloxetina, Ácido Valproico, Haloperidol, Lorazepam y Carbamazepina.