Delitos, estigmatización y música urbana: Una relación que no da tregua
Por: Nelson González, director Revista La Máquina
La música denominada como “urbana” en Chile ha experimentado un auge impresionante en los últimos años. Sin embargo, resulta preocupante cómo algunos artistas de este género parecen estar vinculados a actividades delictivas o criticables socialmente.
En los últimos años, algunos nombres como ‘Pablo Chill-E’, ‘Polimá Westcoast’ o, últimamente, ‘Pailita’, han estado en los titulares debido a sus detenciones por presuntos delitos. Estos casos ponen en evidencia una relación turbia y perjudicial entre el género musical y la delincuencia en el país. Es importante analizar este fenómeno y reflexionar sobre sus consecuencias sociales.
El trap, el rap y el hiphop, por ejemplo, son expresiones artísticas que buscan representar realidades sociales y denunciar injusticias, pero cuando algunos artistas se ven envueltos en actividades criminales, se corre el riesgo de estigmatizar a todo un género y de establecer una conexión condenatoria entre el género y la prensa policial.
El caso de ‘Pablo Chill-E’ es un ejemplo contundente de esta problemática. El cantante fue detenido en varias ocasiones por delitos relacionados con amenazas y porte de armas, o por estar a bordo de un vehículo robado. Estas acciones no sólo perjudican su carrera, sino que también refuerzan estereotipos negativos sobre la música urbana, alimentando el discurso de quienes la asocian con actividades delictivas.
Otro caso que ha generado preocupación es el de ‘Pailita’, quien también ha enfrentado problemas legales. Este artista ha estado en la palestra debido a su detención por parte de Carabineros al haber presuntamente insultado y amenazado a funcionarios de la institución y por transitar en un automóvil sin placa patente delantera.
Es importante tener en cuenta que estos casos no representan a toda la escena de la música urbana en Chile, sin embargo, las acciones de unos pocos tienen el potencial de ensombrecer los logros de la mayoría y alimentar los prejuicios.
Este tópico, cada vez más recurrente en la conversación pública, merece una reflexión profunda. Lamentablemente la delincuencia en Chile no da tregua, aumentando día a día, y el hecho de que estos artistas romanticen los actos delincuenciales solo profundiza la crisis que vive la sociedad y aumenta la desazón en las generaciones más jóvenes, creando un ciclo sin fin y una estigmatización casi impenetrable.