Autor: Nelson González director Revista La Máquina “El Ministerio de las Culturas está en pelotas”. La frase refleja, en términos generales, la sustantiva crisis que vive actualmente el sector cultural-artístico de Chile. Una amalgama confusa que se ha enmarañado desde hace décadas por culpa de distintos sectores de toda índole, quedando en entredicho si habrá finalmente una solución que, al parecer, no se ve como una realidad en el corto plazo. Durante la primera parte de 2023, distintas agrupaciones gremiales del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, comandado por un criticado Jaime de Aguirre (productor musical, ex director ejecutivo de TVN, entre otros cargos más ligados al ámbito “corporativo” de la cultura), se han manifestado en contra de esta gestión y por una imperecedera precarización de los sectores artístico-culturales. Si bien ha habido administraciones que estilan una huella de logros desde la creación del organismo estatal en 2017, como fue Ernesto Ottone con, por ejemplo, la creación de la Red de Salas de Cine y la Red de Salas de Teatro, también ha habido denigrantes y casi nulas gobernanzas culturales, principalmente con el segundo gobierno de Sebastián Piñera y sus tres ex ministros, dos de ellos con salidas polémicas. Con ello como antecedente, hay que mentalizar que la crisis, que vive no sólo el Ministerio de las Culturas, sino también el sector artístico-cultural en general, ha tenido una larguísima e interminable data, con gestiones, en su mayoría, ineficientes, faltos de criterio y de empatía y, lo que es peor aún, ignorancia sobre lo que justamente es la cultura y las artes. El presidente Gabriel Boric tanto en sus propuestas cuando fue candidato como en su última Cuenta Pública, ha mencionado que la cultura es un eje esencial para su sector. Una afirmación que, quizás, con su primera ministra, Julieta Brodsky, se intentó, con resultados irregulares, principalmente a la falta de recursos fiscales, apelando al constante “1% para la cultura” en el presupuesto del país. Una solicitud que, por cierto, se ve bastante lejana. La crisis del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio es el resultado de una mala gestión de varios años, el rechazo de la derecha para promover la cultura y el escaso presupuesto fiscal destinado a potenciar las artes en nuestro país. Es fundamental que las autoridades reconozcan la importancia de la cultura como un pilar fundamental para el desarrollo social, económico y cultural de una nación. Se requiere una administración eficiente, una política cultural integral y un aumento significativo en la inversión para garantizar que nuestra cultura y nuestro patrimonio sean valorados y preservados adecuadamente. Solo así podremos borrar de nuestra memoria colectiva la fatídica oración: “Cuando el abandono se hace costumbre”.

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