Adiós a las familias fragmentadas: Cámara aprobó la modernización del sistema de adopción

Category: Artículos Periodísticos

Adiós a las familias fragmentadas: Cámara aprobó la modernización del sistema de adopción

Por: Cher Aránguiz

Imagen generada por inteligencia artificial

En Chile, el concepto de familia ha sido históricamente definido por un eje normativo, centrado en la figura conyugal tradicional: hombre, mujer, matrimonio, hijos. Sin embargo, esa visión no representa ni la realidad social ni los afectos que construyen los vínculos. La nueva reforma a la ley de adopción busca saldar esta deuda histórica con quienes han tratado de formar una familia fuera de este marco heteronormativo.

“En la práctica ya existen diversas formas de familia”, afirma Jocelyn Maldonado Garay, investigadora del InES Género y coordinadora del diplomado en Investigación con Perspectiva de Género de la Universidad Bernardo O’Higgins a El Narrador “Pero normativamente, aún predomina el modelo conyugal tradicional, que también permea el sentido común. Esta nueva ley visibiliza y amplía el concepto de familia, sobre todo en adopción, que antes estaba anclada a una lógica muy tradicionalista”, explica.

El cambio legal no crea nuevas familias, simplemente las reconoce. Se trata de validar vínculos que ya existen, pero que eran invisibilizados por el Estado. Para Maldonado, esta reforma no solo abre el marco jurídico, sino que cuestiona activamente los sentidos comunes que asocian “lo familiar” con una única forma de vivir y convivir.

En esa línea, Rocío Maureira, estudiante de quinto año de Psicología UBO, cuenta que pensó en adoptar incluso antes de estar en pareja. “Yo quería ser madre, pero no desde lo biológico, sino desde el deseo de entregar amor y una vida distinta a un niño o niña. Estando soltera ya lo pensaba, y ahora que tengo pareja, también sigue siendo una meta”, relata.

Rocío se identifica como lesbiana, y esta reforma tiene un valor profundo, para ella es “Importante que las mujeres solteras, o parejas del mismo sexo, puedan adoptar sin que se les niegue esa posibilidad solo por no encajar en un modelo tradicional. Finalmente, lo que más necesitan niños, niñas y adolescentes es amor, respeto y cuidados. No importa la forma de la familia mientras esté en el centro”, como cuenta en El Narrador.

Chile aún arrastra un modelo conservador en términos de familia, muchas veces sostenido por discursos políticos, religiosos y mediáticos. Sin embargo, la realidad social es otra: familias compuestas por abuelas, tías, madres solteras, padres solos, parejas del mismo sexo, personas trans, amistades que se transforman en hogar. Y lo que esta reforma hace es justamente eso: reconocer y proteger esas otras formas de construir familia, con enfoque en el bienestar de la infancia y no en la rigidez de una estructura normativa.

“Lo que niñas, niños y adolescentes necesitan es un entorno donde haya amor, cuidados y contención”, insiste Jocelyn Maldonado. “Y eso puede venir de muchos lugares, no solo de una familia conyugal heterosexual. Esta ley viene a ampliar no solo el marco legal, sino el marco del amor posible y visible en nuestras sociedades”.

La Cámara de Diputadas y Diputados aprobó este martes 17 de junio de 2025 el Proyecto de Ley N° 9.119‑18, que reforma de forma integral el sistema de adopción en Chile, tras casi doce años de tramitación en el Congreso. La iniciativa se originó en octubre de 2013 y ha sido objeto de múltiples actualizaciones parlamentarias en ambas cámaras. Su objetivo central es modernizar el marco normativo —vigente desde 1999—, actualizando los criterios legales para las adopciones y ajustándolos a estándares internacionales y a la Ley de Garantías de la Niñez. Además, busca agilizar y unificar los procesos judiciales que hoy son fragmentarios y extensos, generando incertidumbre e impactando negativamente en los niños en espera de una familia.

El proyecto integra los tres procedimientos judiciales —protección, declaratoria de adoptabilidad y adopción— en un único proceso ante tribunales de familia, simplificando y agilizando el trámite, que actualmente puede demorar hasta ocho años. Además, actualiza los requisitos para adoptar, eliminando la preferencia por matrimonios heterosexuales e incluyendo parejas homoparentales, personas solteras y hogares de acogida, basándose en la idoneidad psicosocial del adoptante. Se introduce una fase obligatoria de «fortalecimiento y revinculación familiar» de hasta doce meses, para evaluar la reintegración del niño con su familia de origen, buscando priorizar los vínculos familiares antes que la adopción.

Este tipo de ley marca un precedente innegable, un antes y un después en la estructura de la familia chilena. Su impacto trasciende lo meramente legal, adentrándose en las fibras más íntimas de la sociedad y redefiniendo las dinámicas familiares, estableciéndose como un concepto más amplio. Históricamente, la familia chilena se ha regido por modelos tradicionales, a menudo anclados en concepciones patriarcales y jerárquicas. Esta nueva legislación, por el contrario, desafía y cambia estas estructuras arraigadas, abriendo paso a un panorama familiar más inclusivo, equitativo y diverso. 

La reforma a la ley de adopciones no es un mero ajuste legal; es una declaración de principios que redefine el concepto de familia en Chile, promoviendo la igualdad, la inclusión y el respeto por la diversidad. Su verdadero impacto se medirá en el tiempo, a medida que sus disposiciones se arraiguen en la conciencia colectiva y transformen, de manera profunda y duradera, la vida de millones de chilenos.

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