OBESIDAD INFANTIL EN CHILE: UN DESAFÍO INTEGRAL VINCULADO A LA PUBLICIDAD
Por: Daniela Moraga y Dussan Yapur
En un contexto alarmante, la obesidad infantil en Chile se perfila como un desafío multidimensional y una amenaza para las generaciones futuras, liderando las estadísticas mundiales con proyecciones preocupantes para el 2035. Según el Mapa Nutricional Junaeb 2020, el 25.4% de los niños y niñas ya se ve afectado, vinculando la obesidad con factores socioeconómicos, destacando una conexión directa con la pobreza según el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA).
Esta problemática trasciende la elección individual, influenciada por factores económicos, sociales y emocionales, agravada por la inequidad alimentaria histórica en Chile. La dieta rica en azúcares, el sedentarismo y los desórdenes en los horarios de sueño, identificados por la nutricionista Sofía Toro, contribuyen significativamente.
La obesidad infantil no solo impacta la salud física, sino también desencadena consecuencias emocionales como ansiedad y otras afecciones psicológicas, según el psicólogo Gonzalo Goron:
Abordarla como una enfermedad de alto riesgo es crucial para evitar comorbilidades y prevenir su persistencia en el desarrollo de las diversas etapas de la vida.
Expertos enfatizan la necesidad de leyes que declaren oficialmente la obesidad como enfermedad crónica y destacan iniciativas como el Programa «Allurion» que ofrece soluciones integrales con un enfoque sostenible.
La importancia de la educación temprana sobre nutrición y la promoción de hábitos saludables se subraya, requiriendo un esfuerzo conjunto desde políticas públicas hasta acciones cotidianas. La obesidad infantil en Chile demanda un abordaje integral, desde prevención y educación hasta legislación, para salvaguardar el bienestar de las generaciones futuras y enfrentarla desde una perspectiva multifactorial.
LA PERJUDICIAL INFLUENCIA DE LA PUBLICIDAD EN LA OBESIDAD INFANTIL
La conexión entre la obesidad infantil y la publicidad perniciosa de alimentos y bebidas ha alcanzado proporciones alarmantes. La OMS insta a una regulación obligatoria de la comercialización de productos dirigidos a niños, proponiendo restricciones al poder persuasivo de la publicidad, limitando el uso de dibujos animados y tácticas atractivas.
Expertos, abogan por la regulación de anuncios perjudiciales. A pesar de esfuerzos previos, la falta de voluntad política destaca la resistencia de la industria alimentaria a la autorregulación, dejando desprotegidos los derechos de la infancia, según un informe conjunto con el Ministerio de Consumo y UNICEF España.
El impacto directo de la publicidad en la alimentación infantil es evidente en estadísticas que revelan un consumo adicional de 370,000 kilocalorías y 23 kilogramos de azúcar entre los 8 y los 16 años. Este bombardeo contribuye significativamente a la epidemia de obesidad infantil, afectando no sólo la salud física sino también el bienestar emocional y mental de los niños.