“La memoria infinita” y la imperiosa necesidad de apoyar en serio al cine chileno
Por: Nelson González, director Revista La Máquina.
En un momento en que el cine comercial suele acaparar la atención, es refrescante y alentador encontrarse con una película como «La memoria infinita», dirigida por la talentosa Maite Alberdi. Esta obra cinematográfica narra, con una delicadeza garrafal, la vida y la emotiva relación entre el periodista Augusto Góngora y la actriz Paulina Urrutia, sino que también aborda con sensibilidad la lucha contra la enfermedad del alzhéimer, lo que marcó de antemano la atención mediática.
«La memoria infinita» ha logrado un hito importante en la historia del cine chileno al atraer a más de 150 mil espectadores en el país, convirtiéndose en un fenómeno al demostrar que el público chileno tiene un apetito insaciable por historias profundas y conmovedoras que tocan las fibras más sensibles de la experiencia humana.
Este éxito en taquilla no es solo un indicador del interés del público por el cine de calidad, sino también una prueba de la excelencia de la campaña de marketing y la cobertura periodística que rodeó a la película. El equipo detrás de «La memoria infinita» supo cómo generar expectación y emoción en el público, demostrando que el cine chileno tiene mucho que ofrecer.
Sin embargo, hay algunos aspectos que abordar urgentemente derivado de este “inusual” éxito.
A pesar de los éxitos ocasionales como «La memoria infinita», la industria nacional aún enfrenta desafíos significativos. El Estado y los sectores privados deberían considerar seriamente aumentar su apoyo a la producción cinematográfica nacional. El mundo cinemático no es solo una forma de entretenimiento, sino también una herramienta poderosa para contar historias, preservar la cultura y promover el diálogo social.
En muchos países, el cine se considera una forma de arte y una industria estratégica que merece un apoyo constante. Chile, con su rica herencia cultural y una creciente industria cinematográfica, no debería quedarse atrás. La inversión no solo beneficiaría a los cineastas y artistas locales, sino que también contribuiría al enriquecimiento cultural y a la proyección internacional de Chile como un centro de producción cinematográfica de calidad.
Es irónico y, a la vez, preocupante que el cine chileno a menudo obtenga más reconocimiento en el extranjero que en su propio país. Películas chilenas como «Una mujer fantástica» han ganado prestigiosos premios internacionales, incluyendo el Oscar a la Mejor Película Extranjera, o, más actualmente, “1976”, “El castigo”, “Los colonos”, entre otras.
«La memoria infinita» es solo un ejemplo de las muchas obras cinematográficas que Chile tiene para ofrecer. Como espectadores y como nación, debemos apoyar y valorar nuestro propio cine tanto como lo hacen los mercados internacionales. Esto no solo fortalecerá la industria local, sino que también enriquecerá nuestra experiencia cultural y nuestra comprensión de nosotros mismos como chilenos.